¿Sabe usted que es el perdón?
No estoy hablando del perdón que uno dice
cuando se topa con otro y se lo lleva por delante, ni tampoco me refiero a la
voz tierna de un niñito que dice “perdón” a su tía cuando intenta ser cortes.
Me
refiero al perdón que es mucho, mucho más importante, el perdón que Copérnico
menciona en su epitafio.
Copérnico es uno de esos seres luminosos que
hace su paso por la historia, por allá por los 1500 este hombre hizo brillar su
luz en los horizontes de Polonia y de Italia, con sus ideas avanzada de los
cuerpos celestes. El creía que el centro de las cosas era el sol e ves de la
tierra, la teoría heliocéntrica en vez de la geocéntrica.
Copérnico
vio su obra máxima publicad en su lecho de muerte, se titulaba la “revolución de los cuerpos celestes.”
Copérnico ha de a ver dicho más de una palabra dura a su ayudante o a su amigo, pero eso no le preocupo a la hora
de morir. Él se miró a sí mismo y se vio como un hombre pecador a quien en
contados minutos se debía de enfrentar ante el juez de los cielos y esta
preocupación las plasmo en sus últimas
palabras y que se encuentran clavadas en su tumba. “No busco la misericordia
otorgado al apóstol Pedro, ni tampoco
pida la gracia concedida al apóstol Pablo, pero si oh Dios, el perdón que tú
distes al malhechor crucificado, eso es lo que anhelo con todo fervor”.
Estoy seguro que Dios le otorgo el perdón que
Copérnico, quien tan ansiosamente lo anhelaba, ´porque Dios siempre concede
perdón a quien genuinamente lo desea. Necesitas tú ese perdón de Dios,
pídelo hoy mismo.
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