jueves, 27 de febrero de 2014

¿Cuánto le cuesta a Dios hacer un milagro para ti?

Hoy exprimiendo unas flacas y raquíticas naranjas, con la intención de sacar un poco de jugo a petición de mi esposa, recordé un milagro que sucedió hace algún tiempo atrás, mientras era pastor de una modesta iglesia en la ciudad capital.

Un hermano de nuestra congregación, me llevo a conocer su hermosa finca, apostada a las riveras del enorme lago Gatún, que  abaste de aguas al canal de panamá.

Su finca no solo tenía en su parte trasera una hermosa vista y acceso directo al lago, sino que toda ella estaba sembrada de naranjos, cientos de palos de naranja.  Pero había un problema, su padre quien sembró los árboles, con la intención de hacerlos producir naranjas injertadas, estos daban cada año naranjas agrias.

Yo recorrí toda la finca; como a mí me gustan las naranjas agrias, para hacer refrescos, lleve para mi casa todas las que pude, pero antes de retirarme, ore por mi hermano y su propiedad.

Al año siguientes, esos árboles que solo sabían dar naranjas agrias, empezaron a producir las más ricas y jugosas naranjas que alguien haya probado jamás, y aun hoy siguen produciendo naranjas dulces y jugosas.

¿Qué le cuesta a Dios hacer un milagro para ti? Nada. Solo vasta creer y el hará el milagro.

Así que no depende del que quiere, ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia.” Romanos 9:16

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